Cómo Comienzan Las Guerras

🌟 📖 “El orgullo conduce a la discusión, pero en los que escuchan consejos hay sabiduría.”

Proverbios‬ ‭13:10‬ ‭NBV‬‬

Reflexión 🤔 Todos en algún momento hemos discutido fuertemente buscando convencer a alguien de la verdad de nuestro punto de vista, pero olvidamos que el otro está buscando lo mismo, así que de ninguna manera se obtendrán buenos resultados, sino solo lastimarnos mutuamente.

Si a ti como a mí, te ha sucedido algo así, entonces necesitamos buscar la humildad para aprender la paciencia.

Ilustración 📃 En cierta ocasión un niño le preguntó a su padre: --“¿Papá, cómo empiezan las guerras?”…
El padre respondió: --“Bueno, te daré un ejemplo…la primera guerra mundial empezó cuando Alemania invadió Bélgica, y….”
En esos momentos, su esposa se apresuró a interrumpirlo diciendo de manera impositiva y soberbia:--“¡Dile la verdad al niño!..—Empezó con un asesinato!”…
El marido se levantó con aires de superioridad y le respondió bruscamente:--“¿A quién le están preguntando, a ti o a mí?”…
--"Como quieras!!"…respondió su mujer, y volviéndole la espalda enojada, se salió de la sala dando un portazo con todas sus fuerzas.

Cuando los platos dejaron de sonar en la cocina, hubo un silencio molesto, hasta que por fin el niño exclamó:--“Ya no hace falta que me expliques cómo empiezan las guerras, papá; ¡ya lo ví!”…—“Las guerras comienzan con una discusión!”
Y es cierto, Todos lo hemos hecho a veces, y todos sabemos lo que es salir de una discusión con la boca seca, con un nudo en la garganta, con la cabeza caliente y con pesar en el corazón, arrepentidos y sintiendo remordimiento por las palabras ásperas que hemos soltado.
Aunque parezca mentira, las discusiones destruyen más hogares que los incendios y los fallecimientos.
Todos sabemos que discutir por discutir, es una pérdida de tiempo inútil e innecesaria. No tenemos absolutamente nada que ganar, y en cambio perdemos tiempo, energías y la amistad, la admiración y el respeto de alguien.
Se dice que en una discusión los únicos que realmente sí escuchan son los vecinos.

Hay algunos a los que les encanta discutir y hacen todo lo posible por demostrar la validez de su opinión. Prefieren perder un amigo que una discusión.
Para otros, discutir se ha convertido en un hábito, en una reacción automática, y contradicen todo lo que otros digan.

Y qué tal si aprendemos de Benjamín Franklin el estadista, filósofo y escritor de los primeros tiempos de los EE.UU. ?

Benjamín Franklin no podía contener el impulso de discutir, de joven no había nada que le gustara más que las discusiones, así fue él siempre, hasta que un amigo íntimo se lo llevó aparte y le dijo:
—“¡Benjamín, eres imposible! ¡Tus opiniones son una bofetada para todo el que no esté de acuerdo contigo! ¡Tus amigos se la pasan mejor cuando tú no estás presente! Te crees que sabes tanto que nadie te puede decir nada!.. no eres enseñable y la verdad es que nadie lo va a intentar siquiera, porque el esfuerzo sólo le produciría incomodidad y dificultad, y es muy probable que no llegues a saber en lo futuro nada más de lo que sabes ahora, y que por cierto es muy poco!”

A Benjamín Franklin le calaron hondo esas palabras y buscó la humildad para alcanzar sabiduría y aceptar aquellas crudas verdades y darse cuenta de que estaba entrando al fracaso, y a la catástrofe en su vida personal, familiar y social.

Así se dispuso inmediatamente a cambiar su forma de ser tan fanática y argumentadora!. Solo así pudo llegar a ser uno de los hombres más queridos, sabios y diplomáticos de la historia de los EE.UU., y de hecho se le recuerda por haber afirmado que:
“Si discutes, contradices y causas rencor, es posible que a veces triunfes, pero será un triunfo vano, porque nunca te ganarás la benevolencia y admiración de tus oponentes”.

Conclusión: Nadie gana jamás una discusión. Uno puede gritar, chillar y discutir hasta ponerse morado, pero con eso no se convence a nadie de que se tiene la razón, y aunque pudiera ser que a los demás les hubiera gustado estar de acuerdo, es posible que por el puro tono de nuestra voz, se hayan puesto tan a la defensiva, porque sienten una gran humillación y una derrota total si llegan a aceptar que uno tiene razón.

Recuerda que por muchos argumentos lógicos que empleemos, no conseguiremos que nadie cambie de parecer si el no quiere cambiar.
Nueve de cada diez veces, al final de una discusión, cada uno de los bandos está más convencido de que tiene toda la razón. Sí, los dos terminan creyendo tener la razón!… Eso es absurdo, pero así es!…
Es imposible ganar una discusión, porque si se pierde, se pierde;
y si se gana de esa manera, también se pierde.
¿Por qué?…
Supongamos que triunfas sobre el otro, y dejas sus argumentos en pedazos y por los suelos, demostrando que está equivocado y que es un perfecto idiota.
Entonces, ¿qué?…tú te sientes bien. Pero, ¿y la otra persona? … Has hecho que se sienta inferior. La has herido en su amor propio.Es posible que se resienta, y aunque sea convencido contra su voluntad, seguirá opinando igual.

El apóstol Santiago dijo “¿Qué provoca las guerras y los pleitos entre ustedes? Pues son las pasiones que luchan dentro de ustedes. Ustedes desean algo y no lo consiguen. Entonces matan y sienten envidia, porque no pueden obtener lo que quieren. Pelean y se hacen la guerra. No tienen porque no piden. Y cuando piden, no reciben porque piden con malas intenciones, para satisfacer sus propios placeres.”
‭‭Santiago‬ ‭4:1-3‬ ‭NBV‬‬

Así pues, la codicia y el egoísmo pueden ser algunas de las causas de las discusiones para tratar de conseguir algo que egoístamente deseamos.
Otras discusiones pueden estar causadas por el orgullo.
Proverbios 13:10 dice: “La soberbia sólo contiendas ocasiona; pero es sabio quien recibe consejos.”
Además, muchas discusiones están causadas por la autojusticia. Insistir para hacer valer una opinión propia, creyendo que se tiene toda la razón, mientras uno se ensalza al mismo tiempo que rebaja a la otra persona al contradecirla.
Y la causa de todo, finalmente se puede resumir en la falta de amor.

Entonces el verdadero problema no es discutir, eso no es sino sólo un síntoma. El verdadero problema es la falta de amor para tener paciencia.

Esa es una de las cosas más importantes que quiere el Señor que aprendamos: a amar a los demás, a trabajar con ellos, a tratarlos con consideración, a concederles ventaja y darles el beneficio de la duda, a edificarlos desinteresadamente en vez de derribarlos egoístamente por medio de discordias y discusiones!.
Todo eso es parte de buscar el carácter cristiano perfecto, y de aprender a amar. Es urgente 
ponernos en el lugar de los demás.

Jesucristo dijo:
“Hagan con los demás, como les gustaría que hicieran con ustedes” Mateo 7:12

Pidámosle entonces a Jesús, que nos dé más amor y nos ayude a superar la costumbre de discutir por discutir.

Unicamente Él puede darnos soluciones espirituales, transformar nuestro corazón y llenarnos de su Espíritu Santo, con Amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad, y dominio propio. Gálatas 5:22

¡Sólo El nos puede dar la fortaleza y la gracia para amar sin discutir. De modo que no nos separemos de El!
El amor, la unidad y la oración, nos ayudan a resolver todos los problemas del matrimonio y de la amistad.

Qué tal si ahora mismo le pedimos eso a Dios?.🙏 “Señor, has presente tu Santo Espíritu en nosotros, para que tome control y gobierne con tu gran amor todos nuestros impulsos, todas nuestras reacciones, todas nuestras palabras, y todas nuestras emociones. Necesitamos mucho amor para dar a los demás y expresarles nuestra aceptación, nuestro apoyo y consideración aún por sus fallas, tal como tú lo haces con nosotros. Enséñanos a amar con la humildad que tú tienes, no obstante que eres el más grande. Te lo pedimos en el nombre de tu precioso hijo Jesucristo, amén!”

Bendiciones y feliz Jueves! 🤗

“Habla de Dios y de la Biblia, para buscar juntos al Cristo de amor, porque Él es el único que en verdad nos puede trasformar”

*Nota:
La marca 🌟 en el título de algunos devocionales, significa que es una reflexión idónea para una buena prédica o enseñanza, y usted puede comentarla, utilizarla y calificarla en nuestra página.

Anterior
Anterior

Juan 15:4-5

Siguiente
Siguiente

Juan 8:12