De la Ansiedad a la Quietud
📖“Si el Señor no me hubiera ayudado, yo estaría ya en el silencio de la muerte. Cuando alguna vez dije: «Mis pies resbalan», tu amor, Señor, vino en mi ayuda. En medio de las preocupaciones que se agolpan en mi mente, tú me das consuelo y alegría.”
Salmos 94:17-19 DHHS94
Reflexión 🤔 Las malas circunstancias sociales por las que atravesamos, sumadas a la carestía, pérdida de empleos, crímenes alarmantes, una moral en total decadencia con ideologías aberrantes y políticas incoherentes, y a muchas otras causas más, están produciendo entre la población, un estado de sobresalto y de preocupación continuos, y como consecuencia, se sigue registrando un aumento extraordinario de crisis nerviosas, debido a la constante preocupación que generan todas esas alarmantes condiciones a escala local y mundial.
Sin embargo, es precisamente para tiempos de tribulación como estos, que la fe y la dependencia de Jesús y de sus promesas nos han de fortalecer hasta que el propósito de Dios se haya cumplido en esta humanidad extraviada, pero también en cada uno de nosotros sus hijos, a fin de purificar nuestra fe y nuestra dependencia de Él.
Ilustración 📃 E. W. Kenyon y Don Gossett, narraban lo siguiente:
“Casi todas las personas con las que me encuentro acaban de tener una crisis nerviosa, están en medio de una crisis nerviosa, o si no, ¡están programando una crisis nerviosa!”. Esto dijo el reverendo Jack Hyles, pastor de la Primera Iglesia Bautista en Hammond, Indiana. Estoy de acuerdo con él. Las crisis nerviosas han alcanzado proporciones de pandemia en la actualidad, y se han convertido en uno de los problemas más serios con los que trata la profesión médica.
Un doctor ha dicho, que aunque la ciencia médica ha vencido muchas de las enfermedades mortales que nos afectaban hace muchos años, los doctores hoy se ven ante nuevas enfermedades que son igual de devastadoras. Muchas personas han caído víctimas de estas enfermedades como resultado de las presiones de la vida moderna. No pueden lidiar con las complejidades de nuestra sociedad.
Hace años, me encontraba con un pastor y su esposa en una casa donde orábamos por una mujer que había sufrido una crisis nerviosa. Estos pastores sabios y con experiencia, le hablaban mientras afirmaban una y otra vez las palabras “¡Cálmate, sosiégate y ten la paz de Cristo!” Mientras repetían estas palabras vivificantes y reparadoras, la habitación se llenó de una atmósfera tranquila y pacífica. La mujer respondió a la paz del Evangelio, y su condición nerviosa mejoró de inmediato.
Mientras estaba de visita en Israel tuve la oportunidad de navegar por el mar de Galilea, y pensaba cómo Jesús lidió con ese mar tempestuoso hace tanto tiempo. La tormenta, los temores de sus discípulos y la turbulencia de esas aguas eran un desafío para Él. Sin embargo, Él simplemente dijo:“¡Cálmate, sosiégate!”, y las aguas se calmaron como un bebé.
Su sistema nervioso quizá esté tan agitado como lo estaban esas aguas de Galilea. Quizá se esté ahogando usted en una turbulencia interna. Las presiones y los problemas de la vida quizá le abruman. Sin embargo, hay una intervención a cargo de Jesucristo nuestro Señor. Las palabras de Jesús son espíritu, y son vida. Escúchele decir hoy: “¡Cálmate, sosiégate!”.
Así como Jesús tuvo dominio absoluto sobre el viento y las olas del mar de Galilea, así tiene hoy dominio completo de nosotros, de nuestro cuerpo y de nuestro sistema nervioso.
Aunque no estamos ante unas olas tempestuosas en un mar real, en ocasiones sí estamos ante la derrota y ante situaciones que dan miedo y dolor. Y a veces, igual que los discípulos de Jesús, estamos al borde de la desesperación. Pero sepa que Jesús está con usted así como estaba en el barco de pesca en Galilea. Él ha dicho: “Nunca te dejare ni te desamparare”(Hebreos 13:5), y “estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20).
Recuerde que usted es hijo de Dios. No fue creado para una vida de trastornos nerviosos, para frecuentes episodios de nervios revoltosos. Usted no fue diseñado para vivir una existencia temerosa. Es hijo de Dios, y Él le ama. Aprenda a echar sus cargas sobre Jesús literalmente, poniendo sus problemas, sus dificultades y sus afanes en las manos de Él. Él es un Dios grande y amoroso, y tiene manos grandes, tiernas y capaces.
Quizá haya oído decir que ningún hijo de Dios tiene que padecer nunca una crisis nerviosa o entrar en un hospital mental. Es cierto, con la condición de que practique una vida de alabanza positiva. Porque cuando usted alaba a Dios con gozo, está disipando las fuerzas negativas que producen las crisis nerviosas.
La mayoría de los problemas nerviosos están causados por los “ADP”. ¿Qué son los ADP? ¿Alguna enfermedad moderna? No, no es exactamente una enfermedad moderna, aunque ha crecido en prominencia recientemente. Los ADP simplemente son los “Afanes, dificultades y problemas” de la vida, que llevan a muchos a un verdadero desafío de fe.
Así es como puede vencer un trastorno nervioso al practicar el orden de Dios:
“Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes”(1 Pedro 5:7). ¿Tiene muchos problemas, afanes y dificultades hoy? pues no los lleve en su mente, ni sobre sus propios hombros. Échelos sobre el Señor. Suéltelos y deje que Dios los lleve. Y déjelos ahí. Imagine su trastorno nervioso como el tempestuoso mar de Galilea con sus violentas y estruendosas olas. Levántese en el nombre de su Salvador y hable a esos nervios como Jesús lo hizo con el mar: “¡Cálmate, sosiégate!”. Hay un poder increíble en esas palabras. Son las palabras del poderoso Creador mismo hablando a su creación. Así que úselas hoy.
Alabe al Señor. La alabanza eleva su alma hasta el Espíritu de Dios. La alabanza está en armonía con total expectativa de Dios para una mejor vida. Discipline sus labios para alabar al Señor: “Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre”(Hebreos 13:15).
Muchas personas que tienen problemas nerviosos son muy dadas a quejarse, a buscar justificación para su situación. Usted debe dejar esa forma negativa y pesimista de hablar, o de lo contrario no será libre. Por eso discipline sus labios para alabar al Señor.
Este es el remedio de Dios para una crisis nerviosa. “No se aflijan por nada, sino preséntenselo todo a Dios en oración; pídanle, y denle gracias también. Así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre puede entender; y esta paz cuidará sus corazones y sus pensamientos por medio de Cristo Jesús.”
Filipenses 4:6-7 DHHDK
Pruebe esta manera de Dios, y experimente por usted mismo su propia liberación”.
Bendiciones y feliz Domingo! 🤗
“Habla de Dios y de la Biblia, el sagrado libro donde todos podemos descansar nuestras ansiedades cuando conocemos la voluntad soberana de Dios, quien rige al mundo tanto en la crisis como en la tranquilidad”