De la Soberbia a la Humillación
📖“Doce meses más tarde, el rey caminaba sobre la terraza del palacio real en Babilonia y mientras contemplaba la ciudad, dijo: “¡Miren esta grandiosa ciudad de Babilonia! Edifiqué esta hermosa ciudad con mi gran poder para que fuera mi residencia real a fin de desplegar mi esplendor majestuoso”. »Mientras estas palabras aún estaban en su boca, se oyó una voz desde el cielo que decía: “¡Rey Nabucodonosor, este mensaje es para ti! Ya no eres gobernante de este reino. Serás expulsado de la sociedad humana. Vivirás en el campo con los animales salvajes y comerás pasto como el ganado. Durante siete períodos de tiempo vivirás de esta manera hasta que reconozcas que el Altísimo gobierna los reinos del mundo y los entrega a cualquiera que él elija”. »En ese mismo momento se cumplió la sentencia y Nabucodonosor fue expulsado de la sociedad humana. Comió pasto como el ganado y lo mojó el rocío del cielo. Vivió de esa manera hasta que el pelo le creció tan largo como las plumas de las águilas y las uñas como las garras de un ave. » Daniel 4:29-33
Reflexión 🤔 El ser humano tiene velado su entendimiento, y ojos que no ven y oídos que no escuchan, pues aunque la maravillosa obra de Dios nos rodea, la inmensa mayoría de la gente vive sin reconocer la grandeza de su poder, y permanece toda, o al menos una gran parte de su vida, sumergidos en un estupor enajenarte como resultado de su rebeldía, y “en los cuales el dios de este siglo (Satanás), cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.” 2 Corintios 4:4
De esa manera, ricos y pobres, viven el desconocimiento de Dios, y en consecuencia también del sentido eterno de sus vidas y se complacen en auto alabarse por sus efímeros logros tal como lo hizo Nabucodonosor, a quien el Señor le dio una lección ejemplar, rebajándolo al nivel de un animal salvaje durante siete años, hasta que reconoció al único y todopoderoso Dios creador de todas las cosas y de todos los seres del cielo y de la tierra. A partir de ahí, Nabucodonosor se volvió humilde y sensato, y aprendió a darle todo el reconocimiento y la gloria al único Dios, al amoroso y omnipotente creador eterno, y el resto de su vida, la vivió con sabiduría en una relación personal con Dios tal como el mismo lo describe diciendo: “Pasado ese tiempo yo, Nabucodonosor, elevé los ojos al cielo, y recobré el juicio. Entonces alabé al Altísimo; honré y glorifiqué al que vive para siempre: Su dominio es eterno; su reino permanece para siempre. Ninguno de los pueblos de la tierra merece ser tomado en cuenta. Dios hace lo que quiere con los poderes celestiales y con los pueblos de la tierra. No hay quien se oponga a su poder ni quien le pida cuentas de sus actos. Recobré el juicio, y al momento me fueron devueltos la honra, el esplendor y la gloria de mi reino. Mis consejeros y cortesanos vinieron a buscarme, y me fue devuelto el trono. ¡Llegué a ser más poderoso que antes! Por eso yo, Nabucodonosor, alabo, exalto y glorifico al Rey del cielo, porque siempre procede con rectitud y justicia, y es capaz de humillar a los soberbios.”
Daniel 4:34-37 NVI
Por eso, la finalidad de la predicación, es poner el
evangelio de nuestro Señor Jesucristo, en los oídos de los hombres, para que aceptándolo y creyendo en Él, puedan comprender como lo hizo aquel rey, la grandeza de Dios, y al final de su vida, disfrutar de un destino eterno en el cielo.
Jesús dispone de gran cantidad de predicadores, que a tiempo y destiempo, de día y de noche, anuncian las gloriosas verdades del Reino de Dios, para que la cosecha de almas para el cielo sea grande.
Dile al Señor “Heme aquí, envíame también a mí!”, y súmate a las multitudes que alaban su nombre.
Bendiciones y feliz Miércoles!…🤗
“Habla de Dios y de la Biblia, para que siendo usados por Él, podamos hacer volver al buen camino a algunos extraviados en su necedad, debido al desconocimiento del evangelio”