Escucha la Voz Del Señor y Obedécelo
📖 “¿Cómo, pues, escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?” Hebreos 2:3
Reflexión 🤔Nadie hay más interesado en salvar su propia vida, que uno mismo. Sin embargo, cuando consideramos nuestra salvación eterna, somos muy descuidados y nos arriesgamos imprudentemente a perdernos. El apóstol Pablo, con amor les rogaba a los Filipenses: “ocúpense en su salvación con temor y temblor.”
Ilustración 📃“Durante unas vacaciones, me encontraba veraneando en una pintoresca costa, cuyas peñas bañaba el mar, ofreciendo sus preciosas cuevas, dentro de las que se podía disfrutar tranquilamente y al abrigo del calor, las bellezas y el esplendor de aquel océano.
Cierto día, estando absorto en la interesante lectura de un libro, no me percaté del mucho tiempo que había permanecido dentro de una de aquellas enormes y hermosas cuevas, ni tampoco consideré el flujo de la marea, que poco a poco iba subiendo, hasta que de repente tomé conciencia de que era urgente no sólo dejar aquel lugar, sino salir corriendo rápidamente para librarme de un baño repentino y forzoso, y tal vez hasta enfrentar consecuencias inimaginables dentro de aquella caverna que pronto quedaría sumergida totalmente en el mar. Las puntas diseminadas de la roca iban desapareciendo ante mis ojos. El agua subía rápidamente, y pronto todo estaría cubierto hasta el mismo techo de la cueva, y a mi me sería imposible trepar por la larga pared de roca ni sería capaz de nadar contra la fuerza de las olas que el mar empujaba con violencia hacia el fondo de la cueva. Muy alarmado, entendí que no había que perder un solo momento, y sin vacilar partí como flecha tratando de alcanzar la salida. Pero acordándome de que mi libro había quedado en la cueva, hice alto para regresar por el, cuando llegó hasta mis oídos un grito que me dijo: “Corra usted ¡por su vida! No hay tiempo que perder!
”Obedecí, y dejando mi apreciado libro, corrí otra vez para salvarme. Mi lucha contra las olas y la arena inundada apenas comenzaba. El viento soplaba también y me daba con fuerza en el rostro. Mi sombrero se escapaba; maquinalmente traté de asegurarlo en mi cabeza. Entonces volví a escuchar la misma voz diciendo: “¡Déjelo todo! piense sólo en salvar su vida, escape rápido!” Así que abandoné mi sombrero al viento…Después, mis botas se empezaron a llenar de agua; y se volvieron tan pesadas, que me detenían, y casi me arrastraba en lugar de caminar. Mis fuerzas se estaban agotando rápidamente. Una vez más y de manera estridente, oí aquella misma voz diciendo: “¡Déjelas; quíteselas!” Logré quitármelas, y cargándolas bajo el brazo, me eché a correr.” ¡No! ¡Tírelas! es cuestión de vida o muerte!” Así que me deshice de ellas y continué lo más rápido que pude hacia la salida. Los guijarros me laceraban dolorosamente los pies, por lo que me manaba sangre; sentí que ya no resistiría mucho, y grité: “¿Qué haré?” “Ya voy!”, dijo la misma voz, y de repente sentí como un fuerte brazo cogió el mío. El amigo desconocido me estaba ayudando, y después de mil peripecias y muchas heridas, subimos juntos hasta una enorme roca, y en lo alto del peñasco pude respirar con fuerza y comprender el tremendo peligro del que acababa de salvarme. Todo aquello me hizo pensar en el terrible riesgo de condenación eterna al que están expuestas nuestras almas.
¿Pero, que se requiere entonces para tener paz y sentirnos seguros de una salvación eterna? Pues únicamente creer en Cristo, obedecerlo y confiar en Dios.”
Conclusión: El Salvador del mundo es Jesucristo; pero no todos se salvarán, sino solo aquellos que obedezcan a su voz.
“Pues el mismo Señor fue quien anunció primero esta salvación, la cual después confirmaron entre nosotros los que oyeron ese mensaje. Además, Dios también dio testimonio por medio de señales y milagros, por actos que demostraron su poder, y por medio de los dones del Espíritu Santo, que repartió como El quiso.”
—Hebreos 2:4
Sin embargo Jesús mismo dijo: “»No todos los que se dirijan a mí llamándome “Señor, Señor”, entrarán en el reino de los cielos. Allí sólo entrarán los que de verdad obedezcan a mi Padre celestial.” —Mateo 7:21
Bendiciones y feliz Domingo!…🤗
“Habla de Dios y de la biblia, y advierte
a otros, para que escapen a tiempo de los peligros de una condenación eterna al morir, pero “No solo escuchen la palabra de Dios; tienen que ponerla en práctica, pues de lo contrario, solamente se estarán engañando a ustedes mismos.”
—Santiago 1:22