Orando y Ayudando
🌟 San Lucas 10:25 ss
📖 “Un maestro de la ley fue a hablar con Jesús, y para ponerlo a prueba le preguntó: —Maestro, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? Jesús le contestó: —¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué es lo que lees? El maestro de la ley contestó: —“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”; y, “ama a tu prójimo como a ti mismo.” Jesús le dijo: —Has contestado bien. Si haces eso, tendrás la vida. Pero el maestro de la ley, queriendo justificar su pregunta, dijo a Jesús: —¿Y quién es mi prójimo? Jesús entonces le contestó: —Un hombre iba por el camino de Jerusalén a Jericó, y unos bandidos lo asaltaron y le quitaron hasta la ropa; lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote pasaba por el mismo camino; pero al verlo, dio un rodeo y siguió adelante. También un levita llegó a aquel lugar, y cuando lo vio, dio un rodeo y siguió adelante. Pero un hombre de Samaria que viajaba por el mismo camino, al verlo, sintió compasión. Se acercó a él, le curó las heridas con aceite y vino, y le puso vendas. Luego lo subió en su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó. Al día siguiente, el samaritano sacó el equivalente al salario de dos días, se lo dio al dueño del alojamiento y le dijo: “Cuide a este hombre, y si gasta usted algo más, yo se lo pagaré cuando vuelva.” Pues bien, ¿cuál de esos tres te parece que se hizo prójimo del hombre asaltado por los bandidos? El maestro de la ley contestó: —El que tuvo compasión de él. Jesús le dijo: —Pues ve y haz tú lo mismo.”
Reflexión 📃 El apóstol Santiago nos enseña que la fe debe ir acompañada de las buenas obras, y nos dice que no debemos de ser solo “oidores”, sino también “hacedores” y verdaderos practicantes de las enseñanzas de Jesús.
Religiones vacías de buenas obras abundan a lo largo del mundo, pero ninguna de ellas salva, sino solo Jesús. Él dijo: “»Cuídense de esos mentirosos que pretenden hablar de parte de Dios. Vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces. Ustedes los pueden reconocer por sus acciones, pues no se cosechan uvas de los espinos ni higos de los cardos. Así, todo árbol bueno da fruto bueno, pero el árbol malo da fruto malo.”
(San Mateo 7:15-17)
Santiago concluye entonces, que si la fe carece de obras que demuestren un verdadero cambio de vida y amor por los demás, será solo una fe muerta que no salva a nadie.
Ilustración 📃 Ana Smith llegó a un hogar muy pobre, en donde el jefe de la familia estaba enfermo sufriendo agudos dolores. Ana entró a visitar este hogar con el propósito de llevar consuelo y hablarles algo acerca de Cristo. Pero el
hombre de muy mal carácter dijo a la mujer: “No quiero que nadie venga a orar aquí ni a leer la Biblia, pues no creo en ninguna de esas cosas!”
Inmediatamente Ana Smith aseguró al hombre y a la esposa afligida, que entonces haría algo para ayudarlos y se fue para conseguir algunas provisiones y ropa para la familia, Cuando regresó, el hombre que bruscamente le había prohibido que orara y leyera la Biblia, le dijo: “Léame por favor la historia del Buen Samaritano.” La señora Smith lo hizo con mucho gusto, y cuando terminó de leer dijo el enfermo: “He conocido a muchos sacerdotes y levitas, pero nunca antes había visto un buen samaritano.” La amargura de aquel hombre y sus prejuicios, desaparecieron con la buena acción de una auténtica cristiana. Y es que.. “Supongamos que a un hermano o a una hermana les falta la ropa y la comida necesarias para el día; si uno de ustedes les dice: «Que les vaya bien; abríguense y coman todo lo que quieran», pero no les dan lo que su cuerpo necesita, ¿de qué les sirve? Así pasa con la fe: por sí sola, es decir, si no se demuestra con hechos, es una cosa muerta.”
(Santiago 2:15-17)
Bendiciones y feliz Viernes! 🤗
“Habla de Dios y de la Biblia, y asegurémonos de vivir algo más que sólo una religiosidad, ayudando también materialmente a los demás”