Qué Hubieras Hecho Tú
📖 “El maestro de la ley, queriendo justificar su pregunta, dijo a Jesús: —¿Y quién es mi prójimo? Jesús entonces le contestó: —Un hombre iba por el camino de Jerusalén a Jericó, y unos bandidos lo asaltaron y le quitaron hasta la ropa; lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote pasaba por el mismo camino; pero al verlo, dio un rodeo y siguió adelante. También un levita llegó a aquel lugar, y cuando lo vio, dio un rodeo y siguió adelante. Pero un hombre de Samaria que viajaba por el mismo camino, al verlo, sintió compasión. Se acercó a él, le curó las heridas con aceite y vino, y le puso vendas. Luego lo subió en su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó. Al día siguiente, el samaritano sacó el equivalente al salario de dos días, se lo dio al dueño del alojamiento y le dijo: “Cuide a este hombre, y si gasta usted algo más, yo se lo pagaré cuando vuelva.” Pues bien, ¿cuál de esos tres te parece que se hizo prójimo del hombre asaltado por los bandidos? El maestro de la ley contestó: —El que tuvo compasión de él. Jesús le dijo: —Pues ve y haz tú lo mismo.” San Lucas 10:29 ss
Reflexión 🤔
Si algo hay en el mundo, son personas necesitadas de Dios y cuya vida ha perdido el sentido. Ellas piden ayuda con urgencia, aunque muchas veces de manera callada, y somos nosotros quienes podemos y debemos ayudarles, y no ser insensibles a su necesidad.
Ilustración 📃
La noche cuando el vapor “Princes Alice” chocó contra el “Bywell Castel” a causa de una densa niebla y seiscientos excursionistas perecieron de los novecientos o más que iban a bordo, dos barqueros estaban amarrando sus barcas en la orilla. Al oír el estallido y los gritos desesperados de los náufragos, uno de ellos dijo: “Estoy cansado, me voy a casa; nadie me verá en la niebla.”
Días después, durante la investigación del fatídico suceso, los dos lancheros tuvieron que comparecer en el juicio acerca del caso. Interrogado el primero, sobre si había oído los gritos de quienes necesitaban ayuda, contestó que sí. Al preguntarle respecto de qué había hecho, el contestó: —“Nada señor”.
—“¿Y no está avergonzado?” A lo que contestó: —“Mucho Señor, la vergüenza nunca me dejará hasta que yo muera”.
Cuando fue interrogando el otro, también sobre qué había hecho él, este contestó: —“Salté a mi barca y remé con todas mis fuerzas hacia el naufragio. Atesté mi bote de mujeres y niños, y cuando ya era peligroso subir otra persona más, me fui remando angustiado y gritando: ¡Oh, Señor, ojalá tuviera una barca más grande! ¡OH, SEÑOR, OJALÁ TUVIERA UNA BARCA MAS GRANDE!”.
Conclusión ☝️
Podemos imaginar las palabras dirigidas a estos dos hombres, cuán distintas habrán sido. ¡Ojalá que cada lector pueda hacerse un examen delante de Dios y a la luz de su presencia, pueda darse cuenta de cómo está aprovechando el tiempo tan precioso que Él nos da! Y una santa compasión por las almas perdidas inunde todo nuestro ser, y desde hoy resuelva ponerse a entera disposición del Señor para un servicio más eficiente que honre a nuestro Dios y nos produzca más gozo.
El mundo espera por
nuestra ayuda, no seamos indolentes!
Bendiciones y feliz Miércoles!…🤗
“Al menos habla de Dios y de la biblia, para que se llene el alma de gozo y esperanza en todos los que te escuchen”