Sin Cambio No Hay Conversión

🌟 📖 “Pórtense de tal modo que se vea claramente que se han vuelto al Señor, y no presuman diciendo: “Nosotros somos descendientes de Abraham”; porque les aseguro que incluso a estas piedras Dios puede convertirlas en descendientes de Abraham. El hacha ya está lista para cortar los árboles de raíz. Todo árbol que no da buen fruto, se corta y se echa al fuego.”

San Mateo‬ ‭3:8 ss

Reflexión 🤔 El Salmo 19.7 dice que: “La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma”.
La doctrina de la conversión cristiana, es un tema prominente en las enseñanzas de Cristo y de sus discípulos. Cuando una persona se convierte, quiere decir que ha cambiado. Convertirse quiere decir “dejar de ser una cosa para ser otra”

Efesios 2.3 revela que antes de nuestra conversión, todos nosotros “éramos por naturaleza hijos de ira”, atados a nuestros ídolos, condicionados a reaccionar por impulsos, y sin ninguna posibilidad de dominio propio, lo cual nos tenia esclavizados al pecado en todas sus manifestaciones.

Ilustración 📃
El mundialmente conocido evangelista Billy Graham, que en 1949 en Los Angeles California, se destacó como poderoso evangelista de grandes multitudes. En mayo de 1954 estuvo en Londres, donde predicó a más de un millón de personas. Todas las noches después de los cultos de predicación, por todas partes se oía a la gente cantar himnos cristianos y comentar alegremente el mensaje escuchado. A las oficinas de Billy Graham llegaban diariamente miles de cartas, en las que sus autores declaraban haber aceptado verdaderamente al Señor Jesús como su Salvador, y pedían algún consejo relacionado con su nueva vida espiritual. En aquella serie de cultos de avivamiento en Londres, hubo miles de personas que decidieron seriamente seguir a Cristo.

Para volver a Dios es necesario que haya una transformación evidente; un cambio en nuestra mentalidad, en los deseos de nuestro corazón y en nuestra actitud hacia Dios y hacia el pecado. A nosotros nos es necesario experimentar un cambio completo en nuestras vidas, de manera que agrademos a Dios al estar en armonía con su palabra. Cuando un pecador se arrepiente, Dios hace la obra de convertirlo en un apasionado seguidor de Cristo. Los pecados que el pecador antes amó, ahora los aborrece, y las cosas buenas de Dios que antes aborreció, ahora las ama. La conversión es una transformación completa: un amor nuevo en el corazón y una vida nueva en el alma.

También ocurre un cambio esencial que convierte al pecador en un hijo de Dios. Hay un cambio de mentalidad, un cambio en los deseos del corazón, y un cambio completo de la vida de esa persona. Sin tal cambio, un falso creyente aunque se afilie a una iglesia, no será un hijo de Dios. Para estar en Cristo Jesús, nada sirve a menos que la persona llegue a ser “una nueva creación” Gálatas 6.15 Y cuando esa “nueva creación” exista por dentro, entonces la persona manifestará también por fuera una “vida nueva” en Cristo Jesús. (Romanos 6.4)

“Y de la abundancia de su corazón hablará su boca” (Mateo 12.34)

Cuando uno se convierte al Señor cambia sus caminos, desecha todos los hábitos pecaminosos y manifiesta los frutos de una vida justa en su andar diario.
Hay personas que dicen que se han convertido al Señor, pero con sus hechos lo niegan. Su lengua no ha sido limpiada de inmundicia, maledicencia y blasfemia, su orgullo sigue siendo parte de su vida diaria, su conducta es la misma de todos los días, sus negocios son tan fraudulentos como antes, su forma de vestir es tan mundana como las modas del mundo y siguen viviendo en los placeres pecaminosos en los que siempre han vivido. Concluimos, pues, que como no hay un cambio por fuera, tampoco ha habido un cambio por dentro. Tal persona no se ha convertido al Señor.

“Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” (Romanos 6.2)

“La fe sin obras está muerta” (Santiago 2.26)

Bendiciones y feliz Domingo! 🤗

“Habla de Dios y de la Biblia, porque donde haya vida adentro, siempre habrá luz afuera”.