Si no Perdonas, No te Llames Cristiano

📖 “Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros.”Romanos 2:25

‭‭Reflexión 🤔 Acerca de los primeros Cristianos, Tertuliano decía: “Mirenlos como se aman”. Pero si él pudiera observar la vida y obras de muchos que hoy se dicen cristianos, crees que acaso podría decir lo mismo?.

Aunque en realidad la frase “mírenlos cómo se aman”, no es una cita directa de Tertuliano, sino una expresión que describe la admiración de los paganos hacia los cristianos, quienes se amaban y estaban dispuestos a morir unos por otros, lo que causó asombro y los llevó a convertirse a la fe cristiana. Tertuliano, un teólogo y moralista cristiano primitivo, observó esta profunda fraternidad y lo transmitió a los demás.

Sin embargo, innumerables personas, que se identifican hoy como creyentes en Cristo, no saben amar, todavía no han aprendido a perdonar, se niegan a hacerlo, y han decidido nunca perdonar a ciertas personas, con quienes tiempo atrás cruzaron ofensas; pero sin embargo, y de forma convenenciera, ellos sí piden sin merecerlo, el perdón de Dios. Eso es chocante, y los ateos que los observan, pensarán que todos los cristianos somos así. Sin embargo, un verdadero Cristiano, por su propio bien espiritual y emocional, perdona siempre y sin tardanza.


Ilustración 📃 Poco antes de su muerte en 1988, en un momento de franqueza sorprendente en la televisión, Marghanita Laski, una de las más conocidas humanistas seculares y novelistas dijo: “Lo que envidio más de ustedes los Cristianos, es su habilidad de perdonar. Yo no tengo a nadie que me perdone.”

Ahora veamos cuatro razones Bíblicas, sobre por qué el postergar el perdón no es coherente con el evangelio.

1.- Jesús deja en claro que debemos perdonar a los demás a la luz del gran perdón que el Rey celestial nos otorgó. Cristo nos dio el ejemplo y el poder para perdonar sin rencores a quienes nos hirieron.

Si postergamos el perdón y no mostramos compasión por aquellos que nos ofenden, se hace evidente que no estamos apreciando la compasión que Dios tuvo por nosotros ante una deuda infinitamente mayor.

La falta de perdón hacia nuestros hermanos, es una ofensiva para Dios; por lo tanto, debe ser nuestra meta estar en paz con todas las personas, mientras dependa de nosotros (Ro 12:18).

2.- Postergar el perdón nos afecta más que la ofensa misma.

La falta de perdón nos trae mal y empeora la herida de la ofensa inicial. Para los cristianos, la falta de perdón provoca un grave daño a nuestra comunión con Dios, porque entorpece nuestras oraciones (Mr 11:25-26). Además, la falta de perdón deja conflictos sin resolver, que luego se transforman en una raíz de amargura y de futuras peleas, entre otras consecuencias. Pero la Biblia nos exhorta a buscar la paz con todos y a no dejar que la amargura germine en nuestro corazón (He 12:14-15).

3.- Postergar el perdón implica olvidar que Dios tomó la iniciativa para perdonarnos. La mayoría de las veces, nuestro orgullo no nos permite perdonar a nuestros ofensores y resolver convenientemente los conflictos. Sin embargo, nuestra falta de disposición para buscar el perdón contrasta mucho con la actitud que Dios mostró con un mundo rebelde.

La humanidad ofendió a Dios con su pecado y le dio la espalda. Nadie busca a Dios, nadie hace lo bueno ante Sus ojos, nadie puede alcanzar Sus demandas de justicia (Ro 3:9-18). Todos están destituidos de la gloria de Dios, separados de Él. La relación entre Dios y nosotros estaba rota por culpa de nuestro pecado. Pero Dios, siendo la parte inocente y ofendida, decidió tomar la iniciativa en la reconciliación con Su pueblo, venciendo toda barrera, incluso la de nuestra propia oposición (Fil 2:5-8).

Fue así que el Dios todopoderoso, con el fin de preservar Su justicia intachable y mostrar Su amor incomparable, envió a Jesús a morir en la cruz para tomar nuestro lugar y pagar nuestra deuda de pecado (Jn 3:16). No existía ninguna otra forma en que pudiéramos alcanzar el perdón de Dios y resolver el peor problema de nuestra existencia, así que Dios estuvo dispuesto a pagar el costo de la reconciliación.

A la luz de esta verdad, nosotros también debemos tomar la iniciativa de buscar el perdón y resolver los conflictos interpersonales, aún cuando seamos la parte ofendida.

4.- Postergar el perdón implica negar que el evangelio nos fortalece para perdonar.

En medio del dolor por la ofensa recibida debemos recordar que, a pesar de nuestra rebeldía, Dios tomó la iniciativa y perdonó nuestros pecados en Cristo. De esta manera, no solo nos dio el ejemplo, sino que a través de Su Espíritu nos da el poder para perdonar sin rencores a quienes nos hirieron. A la luz del evangelio, no podemos postergar el perdón a los demás, y mucho menos a nuestros hermanos en la fe.

Conclusión. Entender el evangelio y profundizar en el significado de la cruz de Cristo, nos dará la fortaleza para perdonar a aquellos que pecaron contra nosotros. El corazón que recibió un perdón tan grande como lo recibimos nosotros, no dará lugar al resentimiento, sino que tendrá al perdón como su primera opción. Si Cristo nos ha perdonado nuestros pecados, en vano se ufana el diablo por traérnoslos a la memoria.  “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”. Con todo esto en mente, quiero animarte a practicar el perdón sin dilaciones ni resentimientos. No será fácil, seguramente la ofensa que te hicieron dejó una herida profunda, pero podemos perdonar a otros de manera sincera porque Cristo nos perdonó primero (Col 3:13). Así que la próxima vez que quieras usar una frase como «borrón y cuenta nueva» para no abordar un conflicto y postergar el perdón a otra persona, recuerda a Cristo y toma la iniciativa para la reconciliación.

Oración 🙏🏻 “Señor, ayúdame a no salir reprobado en este examen acerca del perdón que debo otorgar siempre a quienes me ofenden. Te lo pido en el nombre de Jesús, amén!”

Bendiciones y feliz Domingo!…🤗

“Habla de Dios y de la Biblia y perdona siempre; porque el daño de una ofensa puede causar mucho dolor y entorpecer nuestra relación con nuestros hermanos, a tal punto que abracemos la soledad y prefiramos evitar las conversaciones incómodas, y postergar la resolución del conflicto. Sin embargo, y en la medida en que la otra persona te lo permita, te animo a que puedas tener la iniciativa para buscar el perdón, y la reconciliación para resolver los problemas (Fil 2:5-8).

Por favor contribuye a que la vida en nuestra sociedad sea mejor, conociendo, viviendo y compartiendo esta reflexión que nos conecta con el evangelio.

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